Después de la
proyección decido pasar el fin de semana
en Rodellar, con la banda que ya por estas fechas empieza a crecer. Los dos días que escalé fue como caminar por
casa, incluso los vecinos eran los mismos que en años anteriores. El ambiente aún
estaba fresco igual que las pozas, la
gente alegre con buena cara, se notaba que estaba empezando la temporada “good
energy my fiend” y q dure. Me despedí de
la banda con tristeza en el corazón pero con la cabeza a mil, Aarón y Sergio (compañeros de trabajo en La Molina) me proponían un viaje a Francia.
La primera escala en el viaje fueron las Calanques en Marsella. Nos advirtieron que
allí solían robar en las furgonetas y esto no le hacía mucha gracia a nuestro
mecenas Aarón , así que avisé a Chloé, una colega de Marsella por si nos podía
echar una mano. Sin dudarlo nos invitó a su casa en Les Goudes, triunfamos
estábamos casi a pie de pared y a un paso del mar, teníamos casa en las
Calanques!!!!
El primer día nos subimos al sector más lejano de Les Goudes:
La “Grotte”. Me costó lo mío llegar pero mereció la pena, sombra fresca y unas
vistas alucinantes de roca y mar. Las vías no estaban mal, pero se notaba que
habían sido muy transitadas. Acabe probando 6b, 7a + y un 7b, hasta que nos
entró el sol y el sector se convirtió en un solárium, jejejeje
El tiempo estaba un poco revuelto, solía hacer bastante
viento. Un día no pudimos escalar del aire que hacía, la casa por momentos
parecía despegar. Nos pasamos el día entero confinados en casa, como tres
presos de alto nivel… sofá, tele, internet y muchas porongas más que no nos
quitaban las ganas de escalar. Y por supuesto la idea de playa y bikinis nos la tuvimos que sacar de
la cabeza. Ya me lo decía Willy: ”el sur de Francia no es el sur de España”.
La mañana siguiente hacia menos viento , a escalar sí o sí.
Sergio (Exploitin) le tocaba elegir sector y se decidió por una vía clásica en
el sector de Luminy. Pregunté al guarda que había en la pista si me dejaba
pasar con la tarjeta de minus, tras recibir una negativa emprendemos la marcha
a pie, yo no sabía ni a donde iba, pero intuía q seria largo. Una vez q
alcanzamos las primeras lomas el paisaje se volvió espectacular, solo montañas
y mar. Las ganas de descubrir y explorar son las que me llevan hasta pie de vía. Pasado el martirio, ahora tocaba disfrutar .
(Vía Temple V+ 200m) Empieza Sergio, la primera reunión está
encima de un pino centenario muy cómodo, cuanto más subimos más disminuye el
tacto a “mármol del Vaticano” y mejoran
las reuniones. La escalada era bastante vertical y piedra compacta en los
tramos más difíciles y me pude desenvolver bien. Ya en la cumbre del Socle
teníamos dos opciones volver al coche y moñear o subir a la Candela por la
arista. Evidentemente, lo intentaríamos, y a pie de vía empezó a aumentar el
viento.
(Via
l'arête
de Marseille V+ 150m) El primer largo es el más duro, un diedro técnico, Aarón abre el primer largo y Sergio y yo subimos lo
más rápido posible. En la reunión estaba Aarón agazapado del aire, nos mira y
dice: hace frío, ¡estoy helado!. ¡Venga va!, le contesto, ¡si en la estación de
esquí hemos pasado mucho más frío!. Metimos la quinta y para arriba, los largos
que nos quedaban eran más fáciles, pero espectaculares, con mucho ambiente de vacío en la arista y la calidad de la roca superior. En las reuniones pegaba menos el viento hasta que llegó el momento de
rapelar donde, como no, surgieron algunas complicaciones y tensiones que una
vez en tierra desaparecieron.
Lo que me apareció después, fue un dolor de muñeca de volver
con las muletas. La vuelta se me hizo durísima, era tarde, estaba destrozado y
la tormenta se acercaba.¡No vale parar! Fue llegar al coche y empezar a llover.